Cuando la lealtad pasa factura

Cuando la lealtad pasa factura

Síndrome de Urías en el Amor

Las historias de lealtad, amor y desamor abundan por todas partes. Estamos rodeados de ellas. Pero hasta incluso en el Antiguo Testamento, aparece una muy llamativa. Os la cuento:

El rey David, se enamoró apasionadamente de Betsabé, la cual estaba casada con Urías, un general de su ejército real.

¿Qué hizo el Rey David? Quitar de en medio a Urías y para ello lo envió a primera línea de batalla y dio la orden a sus oficiales y soldados para que lo abandonaran ante el enemigo y muriera.

¿Qué ocurrió luego? Pues que aquellos camaradas que habían sido su apoyo y dependían unos de otros para protegerse mutuamente, de repente retroceden y dejan a Urías aislado e indefenso frente a sus enemigos”

¿Qué pensáis que debió sentir Urías antes de morir? Muy probablemente, una mezcla de abandono, incomprensión, traición, temor y desesperación.

Autoestima

Autoestima

A veces en pareja, suele ocurrir lo mismo. Te sientes abandonado/a por aquellos de quienes más apoyo esperabas. Y no solo por tu ex, que sientes que te ha dejado en la estacada, sino por su círculo de amistades.

Sientes que has luchado por tu relación, que incluso te has dejado la vida, tu dinero, tu tiempo, tu energía…tu esfuerzo y ahora te ves ahí herido/a en medio del campo de batalla, llorando de dolor. Muchos se sienten tan afligidos que fácilmente sucumben a una depresión.

María (nombre ficiticio), una paciente me contaba así sus sentimientos de dolor y tristeza ante la sensación de abandono por parte de su pareja: “No puedo entender lo que estaba pasando. ¡Todo iba bien, todo había sido tan prometedor! Y ahora por razones que no acabo de comprender todo ha cambiado de la noche a la mañana. Siento que la apatía, la decepción, la desesperación y la tristeza se apoderan de mí y sustituyen a la ilusión, la tranquilidad y a la energía que antes me acompañaban. Es como despertar de repente por la mañana y que justo en ese momento empiece la pesadilla.

Nada tiene sentido sin el y compruebas que nada de lo que haces ni te rodea te motiva. Los días se hacen largos, las imágenes se repiten en mi cabeza, me bombardean. Siento impotencia, cuestiono todo lo que ha podido motivar esa decisión por parte de mi ex y eso provoca que me acabe juzgando de forma negativa. No encuentro motivos para animarme y me debato entre asumir la pérdida, que es vista en todo momento como una derrota, o rebelarme ante esa situación y luchar para revertirla aunque no me queden energías para ello. En mi cabeza se reproducen conversaciones ya vividas y se proyectan otras que me gustaría tener con el. Tanto en un caso como en el otro (asumir la pérdida o luchar), la sensación final es de dolor.”

Cuando la persona entra en una crisis semejante, precisa del apoyo de su grupo de referencia, pero puede ocurrir, que ese mismo grupo es el de su ex y a veces se da la circunstancia que el grupo toma partido por uno de los dos. En este caso, María se quedó sola, bien sola. Su grupo de referencia, había tomado partido por la otra parte. El sentimiento de rechazo es aún mayor.

El “fallo de Urías” mantuvo su lealtad hasta la muerte, ser capaz de renunciar a todo,  a su propia familia, amistades e incluso a si mismo/a con tal de servir a su Rey/Reina. La complacencia, la devoción marcan el tono de la relación. Uno da todo, el otro da menos, uno se hace pequeño para hacer grande al otro.

También hay muchos “Rey David” en parejas. Hombres o mujeres, que solo se miran a si mismos, con un ego tan grande, que le da igual el sufrimiento del otro. Solo me interesan mis objetivos y lo que tengo que conseguir.

Cuando tenemos algún tipo de poder en nuestras manos, por muy pequeño que sea, demostramos realmente quiénes somos y de lo que somos capaces. Por eso todo poder requiere de una gran responsabilidad.

Urías era un hombre de honor, leal a su Rey de una manera extraordinaria e incondicional. En un mundo en el que la lealtad no vale nada para muchos, Urías la derrochó a precio de su propia vida. Fue leal a su Rey, a sus compañeros de batalla, leal a su esposa, leal a sí mismo…pero fue abandonado.

Podríamos pensar que tanta fidelidad y lealtad no sirvió para nada. Pero a partir de ese día,  quien realmente se quedó solo fue el mismo Rey. A partir de ese momento no volvió a tener paz en su familia: uno de sus hijos murió, otro violó a su hermanastra, un tercero mató a éste y más tarde se rebeló contra su propio padre; en fin, cuando despreciamos el honor y la lealtad, a quién más daño hacemos es a nosotros mismos.

A veces tenemos “algo” que a otro le gusta, y eso puede llegar a ser terrible: Los celos y la envidia suelen ser los peores enemigos de la amistad. Parece complicado que aprendamos a alegrarnos con los que triunfan y admirar a aquellos que consiguen sus sueños. Desgraciadamente muchas veces “matamos” a nuestros amigos más leales cuando no están de acuerdo con nosotros, cuando nos dicen algo que no queremos oír, o simplemente nos estorban para alcanzar nuestros fines. Cuando nos encaprichamos con algo, queremos conseguirlo caiga quien caiga, y al final, quienes terminamos cayendo somos nosotros.

Unas veces somos David en pareja y otras Urías. Lo importante es tomar consciencia que quienes somos y en que punto nos encontramos y a donde nos conduce. Cuando el otro es considerado una persona sagrada, dejas de verte únicamente a ti mismo/a. Cuando tu sientes que tu también lo eres, tu vida toma otra dimensión.

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Psicólogo Javier Vergara 

Teléfono: +34 646090274

E-mail: javerg_3@hotmail.com

 

Comentarios: 1

  1. Juan dice:

    Que razón tienes. Lo he vivido en mis propias carnes

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