
La crianza de los hijos en la era digital
La crianza de los hijos en esta era digital podría definirse como una aventura, larga, compleja y fascinante al mismo tiempo. Apenas son conscientes de su existencia y ya se sienten unidos al ser materno: sus latidos, su olor, su voz. Después crecen y se desarrollan física y emocionalmente en constante interacción con sus progenitores.
En una sana relación PADRES/HIJOS, no existe AMOR más generoso, satisfactorio, desinteresado y grande. Cada día son nuevos retos. Cada etapa, nuevas experiencias para las que no hay guiones ni fórmulas definitivas.
Sólo la voluntad de aportar lo mejor de nosotros mismos para que nuestros hijos, crezcan sanos, equilibrados, y llegado el día, se conviertan en personas autónomas.
Sin embargo, vivimos en una sociedad en la que se lo hemos puesto muy difícil a la crianza de los hijos en un ambiente saludable, relajado y natural. Al parecer, muchos niños en nuestras sociedades tan modernas, protectoras y tecnológicas, viven el abandono de sus padres desde la más temprana edad.
Queremos hijos que funcionen al ritmo de nuestras necesidades, apetencias y tiempo disponible. Hijos que callen, hablen y duerman, como si de muñecos desconectables se tratara. Tiramos de las niñeras tecnológicas para que no nos molesten o interrumpan. Y nos olvidamos de ser PADRES / MADRES responsables.
La crianza de los hijos
Los niños requieren de abrazos y besos diarios tanto como de límites y normas razonables a su edad. Por tal razón, debemos aportar valores de honestidad, respeto, y compromiso en las responsabilidades adquiridas. En la crianza de los hijos debemos dejar a un lado los juicios, la búsqueda de la perfección y las proyecciones sobre nuestros hijos de nuestras propias frustraciones.
Dejemos que sean niños y vivan como niños, lo que únicamente se consigue cuando nosotros nos convertimos en verdaderos PADRES/MADRES. Tenemos en nuestras manos el material más sensible del universo. Descubrir su magia y su poder requiere tiempo, humildad y mucho amor. “Los niños no son objetos que moldear, sino personas que desarrollar” (Jess Lair).
El mayor regalo, la mejor herencia, el don más preciado que los padres darán a sus hijos será siempre la DEDICACION, escuchar, empatizar y hablar con amor, permitir y respetar que se equivoquen, darles raíces fuertes y alas poderosas.
Nuestros hijos nos observan, nos copian; somos sus modelos. Educar con el ejemplo y no con el dedo acusador o el sermón moralizante, será siempre más fácil, efectivo, permanente y gratificante.
Para concluir, padres y madres, juntos o separados deben priorizar por conocer cómo piensa, cómo siente, cómo es el ser de sus hijos. Sólo entonces estaremos en perfectas condiciones de guiar a nuestros hijos en la vida y no caer en el abandono. Stacia Tauscher dice “Nos preocupamos por lo que será un niño mañana, pero olvidamos que hoy es ya alguien”. Seamos presente para nuestros hijos, y les estaremos dando futuro
Javier Vergara
Psicólogo
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