
El amor y la necesidad en la pareja
Tratar de definir lo que es el amor no es algo fácil. Se podría decir que es más sencillo hablar de lo que no es el amor, que de lo que es.
Podríamos decir que el amor es un sentimiento profundo que brota del corazón y que trata de proporcionar bienestar y felicidad en un otro, pero no para su contención, sino para su mayor expresión. Cuando uno ama trata cuanto menos de no hacer daño a la persona amada. Esto sería un indicador de que se está amando.
Uno podría preguntarse, ¿existe realmente el amor en pareja o es la pareja una comunidad de intereses? Yo me uno a ti, porque me interesas, me viene bien tenerte junto a mí, me proporcionas cosas que necesito, me haces la vida más fácil, más llevadera. ¿Hablamos de amor o hablamos entonces de necesidad?
La necesidad es un concepto interesante, porque hace referencia a una carencia, un vacío. El impulso en la naturaleza es a que todo vacío debe ser llenado, toda carencia debe ser satisfecha.
En numerosas ocasiones tras una ruptura de pareja, el miembro abandonado, se encuentra de golpe con un vacío, la persona amada ya no está, ya se fue. Lo aconsejable en estos casos es iniciar un proceso de duelo o luto, lo cual significa pasar por el dolor, atravesarlo, justamente para superarlo.
Pero quisiera deciros que el dolor de una ruptura, nunca se cura. Si, sé que algunos pondréis cara de espanto ante lo que digo. El dolor de un abandono, sólo puede ser decantado, esperar que se sedimente, pero al igual que una cicatriz, no se borra. Al principio si pasas la mano por ella, te duele, con el tiempo no te afecta.
Tratar de no hacer este duelo y cubrir los vacíos con alcohol, drogas, comidas en exceso, o tener una nueva pareja rápidamente es algo equivocado. Lo que está dentro de la botella, nunca va a solucionar tu problema, nunca jamás. La nueva pareja nunca va a solucionar tus problemas. Tampoco tiene sentido ir a una nueva relación para “obtener” algo diferente a la anterior.
El amor supone mirar hacia ti mismo y empezar a hacer un proceso de llenado, desde ti y para ti. Entonces, ¿cómo sé distinguir si estoy amando o si estoy necesitado? Cuando amas, el verbo característico es DAR. Cuando estás necesitado, todo tu mundo gira alrededor del verbo RECIBIR. La persona necesitada precisa de la obtención de un algo por parte del otro. Eso es la prueba irrefutable de su amor. El problema de la necesidad es que con el tiempo se acaba convirtiendo en exigencia.
La persona que ama, se ama ante todo y por tanto no busca llenar vacíos de nadie. La persona necesitada no se ama, y busca continuamente que otro le llene determinadas carencias. Cuando obtiene lo que necesita, se siente “amado”, pero al ver la realidad con unas lentes deformadas, no se da cuenta de que esta construyendo una trampa que luego va a padecer.
La madre de la necesidad es el miedo y el miedo es lo opuesto al amor. “Te amo” porque me das lo que necesito, pero ¿y si no me dieras nada?
El amor tiene dos compañeros de viaje: el respeto y la libertad. La necesidad tiene otros dos compañeros: el miedo y la exigencia. Una persona necesitada es una persona dependiente. Una persona que ama es una persona libre. Su frase de cabecera sería: «te amo pero no te necesito». La frase de una persona necesitada sería: “No puedo vivir sin ti (sin aquello que me proporcionas)». Una persona que ama se siente segura, una persona necesitada vive apegada a su objeto de amor. Los celos, la posesividad… son muestras de necesidad. La posesividad supone llevar a cabo estrategias para asegurarnos la presencia del ser amado: el control, mecanismo poderoso que tiene atado a los amantes. “Más te amo, más necesito que estés conmigo”.
El amor es inversamente proporcional a la necesidad: “Cuanto mas te amo, menos te necesito”.
Cuando amamos damos, cuando necesitamos esperamos recibir. Pero, ¿puede uno dar desde la necesidad? La respuesta es un sí claro y rotundo. Muchos hombres tratan de tener contentas a sus esposas a través de regalos costosos, viajes, promesas de un futuro mejor… Estos no son regalos, son compras. La cuestión no es lo que haces, sino desde dónde lo haces. Muchas mujeres se dejan comprar, se dejan querer. Otras mujeres tratan de tener contento a sus maridos a través del sexo, para evitar que busquen fuera y garantizarse así la presencia de un Hombre Proveedor que colme sus necesidades. Bien, a todo esto se le llama Amor. Y uno/a vive como si tal cosa, sigue hacia delante, autojustificándose a través de su propio autoengaño, hasta descubrir con el tiempo que nada es como al principio y que quizás uno se equivocó. Pero el hombre es el único animal que necesita tropezar con la misma piedra dos y mil veces. El barco del autoengaño, cual Titanic lujoso, ya ha zarpado, sin darse cuenta, de que tarde o temprano, irá a la deriva.
Paradójicamente, cuando uno ama recibe, pero no busca recibir para sentirse amado.
A veces me preguntan en terapia: ¿Cómo sé que mi esposo, mi mujer es la persona correcta? Pues, porque éste/a debe presentar rasgos de una persona equilibrada: centrada, estable emocionalmente, libre, amorosa, atenta desde la libertad pero no desde la necesidad, comprometida desde la libertad pero no desde el miedo. La cuestión no es lo que haces, sino desde dónde lo haces.
Tu pareja ha de ser un libertador, pero nunca un Carcelero, aunque recordemos que hay muchas personas que llegan a sentirse a gusto en su jaula de oro, pero jaula al fin y al cabo.
Javier Vergara
Psicólogo
No hay comentarios