Cuando te enamoras de una posibilidad

Cuando te enamoras de una posibilidad

¿Estas convencida de que estás con la persona que siempre anhelaste? ¿Esperas que cambie? ¿Tienes la ilusión de que algún día todo será diferente? ¿Crees que es solo cuestión de tiempo? ¿Estás enamorada de la persona, o de lo que esta te puede dar, ofrecer? ¿Estas enamorada de la persona o en la posibilidad de lo que ésta se puede convertir? ¿Has vivido en tu familia, en tus amistades, en tus conocidos que el amor es sacrificio, renuncia? ¿Te sientes obligada a casarte aunque en realidad no lo deseas?.

Con el pasar de los años y mirando atrás te has dado cuenta, que nunca te has enamorado realmente de la persona, sino de una posibilidad. Lo has intentado, pero parece que al final siempre acaba ocurriendo lo mismo y repitiendo los mismos errores una y otra vez. Has confiado, te has dicho que esta vez si, pero te acabas dando cuenta de que te has encontrado nuevamente con una persona desvalida emocionalmente en la cual has tenido que dedicar tu esfuerzo y tus energías en “ayudarle”, en “convertirla”, en “recomponerla” y sobre todo en “esperar que cambie”.

A veces es posible que tengas éxito, a veces luchas por convertir a un “sapo” en un “príncipe”, o a una “rana” en “princesa” y en toda esta lucha, en todo este esfuerzo y gasto de energía se te olvida una cosa. El sapo o la rana, están a gusto siendo quienes son, pero tú te empecinas en verlos o en convertirlos en quiénes no desean ser…y llegas abandonar tu carrera, tu trabajo, tu familia, tus amigos, tus gentes, tu vida y tus sueños tratando de “salvar” a otra persona y más aún “convertirla”.

Quizás te veas eligiendo a parejas que necesitan “un arreglo” en algún aspecto de su vida. Algunos necesitan superar inhibiciones emocionales, dejar atrás sus coqueteos con la droga o alcohol, aprender a organizarse… percibes que son “algo posesivos e inseguros”, llevan vidas vacías pero están “contentos”, con mucho esfuerzo cogen un libro, no llevan una vida sana, hacer deporte…ufff… no tienen tiempo o no conectan contigo a un nivel mas profundo.

Pero ahí estás tu, dispuesto/a a iniciar una “misión de salvamento emocional”, a rescatar a tu amado/a, porque tu sabes que el tiene muchas posibilidades, que serías mucho mas feliz, si el o ella cambiaran. Bueno, te dices a ti misma: “Tengo que tener paciencia, nadie es perfecto, todos los hombres o mujeres tienen defectos, el/ella es bueno, solo tengo que dedicarles mi esfuerzo, mi tiempo para sacarlo de su confusión”.

Le das tu tiempo, tu amor, tu energía, tu dinero, tu capacidad y aunque ello/as no progresaran en absoluto, ni dieran muestras de desear tu ayuda, tu no cedías. Es tu propósito, tu misión de salvamento.

Al final te das cuenta de que tú realmente no inicias relaciones, sino misiones. No te comprometes con un hombre o una mujer, sino con una causa.

No te enamoras de la persona tal como es, sino de una posibilidad.
Y una parte de ti, esta insatisfecha, pero sigues avanzando y con el tiempo, comienzas a notar molestias físicas (dolores de cabeza, malestar estomacal, te resfrías mas de la cuenta…), decepciones, mas sensible, mas reactiva… y si al menos todo siguiera igual, pero no, la cosa ha empeorado, porque ahora conoces mucho mejor al otro, sus reacciones en situaciones de stress.

Con solo que pongas en tu vida y en tus propias metas (estudio, trabajo…), la mitad de la energía, perseverancia y entrega, que has puesto en desarrollar las posibilidades de otros ¡Quien sabe hasta donde podrías llegar!
Existen personas que no tienen deseos de ser cambiadas, ni de ser ayudadas, están a gusto como están. Simplemente desean estar a gusto con su pareja, garantizarse “su presencia”, y para usted de contar. No desean que les vengas con exigencias, ni historias de cambio. Están satisfechos con “tener una pareja”.
¿Te has preguntado alguna vez que es una pareja? ¿No? Ufff…, deberías haberlo hecho.
¿Tienes pareja porque sigues las directrices del clan? Ahhh, tienes que casarte, tener hijos…bueno, eso es lo que se espera de ti. Es lo que hicieron todos tus familiares, tus antepasados…se supone que las cosas son así…Ok, quizás estén en lo cierto, y además no te gusta estar solo/a y llega alguien a tu vida y lo acoges como cuando te dan de beber agua en el desierto, rápidamente y sin tener en cuenta “las señales de advertencia” de posibles problemas en un futuro.
“Bueno no pasa nada”, «Es una persona normal, hace las mismas cosas que todas las demás», te dices a ti mismo. Esta vez saldrá todo bien, yo me ocupare de que todo salga bien, me esforzare y esperare que cambie, solo es cuestión de tiempo…

Entonces ¿Cuándo me estoy enamorando de una posibilidad?.

Cuando al momento de la compra del producto, no miras si tiene garantías, si trae importantes defectos de fábrica, y sobre todo, cuando al comprobar que si los trae, decides no prestarles atención e mirar hacia otra parte. Es la política del avestruz.

Te enamoras de una posibilidad cuando buscas “misiones de salvamento emocional” y encuentras a personas que no tiene voluntad de ayudarse a si mismo y pretendes salvarlos.

Cuando tu verdadera vocación es el recate o la conversión de sapos que no desean ser príncipes o ranas que no desean ser princesas. Te esfuerzas, te empeñas, insistes y sobre todo… ESPERAS (esta es tu verdadera afición) QUE EL OTRO CAMBIE.

Cuando soportas, malos tratos, malos gestos, malos modos hacia ti en espera de que se manifieste, lo que lleva dentro. Es solo cuestión de tiempo.

Cuando piensas que si lo quieres o le ayudas mas, el acabará por sacar al príncipe que lleva dentro. “Si lo quiero lo suficiente, el cambiará”.

Cuando te enamoras de alguien que tiene dificultades emocionales, quizás con un pasado turbulento, pero esperando que mañana llegue a ser diferente.

Cuando te crees en la obligación de hacer cosas extraordinarias por el otro, para que este te ame.

Cuando no prestas atención a “las señales de advertencia de peligro” y sufres una “ceguera selectiva”. No deseas ver lo que está delante de ti y solo te quedas con “lo bueno”.

Cuando te dices a ti misma que nunca nadie le ha querido lo suficiente y que tú serás la primera y así conseguirás que cambie.

Cuando crees que tu compañero es en realidad un “incomprendido” y que tú eres la única persona que sabe como es en realidad “por dentro”. “Nadie lo conoce como yo”.

Cuando te dices a ti misma que tu compañero “Es un chico bueno, vale mucho, tiene muy buen corazón”, pero sientes dentro de ti que algo no marcha, que falta algo importante en esa vida, cuando tu cuerpo te transmite señales que algo pasa.

Cuando vives en el autoengaño permanente. Tu cerebro debe buscar una justicación adecuada, para conciliar aquello que está haciendo: “Yo le amo y el/ella a mi también” “Es posible que me equivoque, pero debo comprobarlo por mi mismo”. Uno acaba ignorando esas señales de peligro que aparecen al inicio de toda relación. Uno no presta atención a los avisos de familiares, amigos… sufre una “sordera selectiva” argumentando que “Los demás no deben decirme como yo tengo que llevar mi vida”, hasta que tu mismo te acabas colocando en el borde del precipicio.

A veces no tienes suficiente con estar enamorada de una posibilidad, sino que te casas con una posibilidad.

Una persona solo cambia cuando se quiere a si mismo lo suficiente, cuando le nace de dentro. Si le presionas, no cambiará pero si se adaptará a ti para complacerte y para que exista “armonía entre los dos”.

Cuando te enamoras de una posibilidad, la constante en tu vida es la frustración. La frustración es el resultado que se alcanza cuando la realidad, no coincide con tus expectativas de la realidad.

Expectativas, expectativas…esperar, esperar…..soñar, soñar…

¿Cómo salir de este círculo de autoengaño?

Te emplazo a una nueva entrega, allí lo descubriremos, aunque seguro que ya vas intuyendo como salir de este laberinto.

Javier Vergara

Psicólogo

No hay comentarios

Añade tu comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.