
WhatsApp no marques las horas… porque voy a enloquecer
«Te mandé un whatsapp hace una hora, te he visto conectado, sé que has visto y leído mi mensaje, pero no me has contestado»; «¿Qué hacías ayer en línea a las cuatro de la mañana, con quién hablabas a esas horas?».
Tú eres consciente de que tu pareja es atractivo/a y mucho/as pululan a su alrededor y en cierta manera te genera desconfianza esa situación. La verdad no te gusta, porque lo que de verdad deseas, es ser tú su centro de atención, que estuviera más pendiente de ti, que te llamara y escribiera más a menudo… Pero no lo hace y además compruebas que pasa hablando mucho tiempo por WhatsApp, sabrá Dios con quién. Tratas de animarte y decirte que no pasa nada, que seguro que estará hablando con un amigo/a, tratas de tranquilizarte, pero no lo consigues y vuelves a mirar su hora de conexión, su estado… así una y otra vez, hasta que llegas a caer en un bucle negativo, donde más tratas de controlar, más te debilitas.
Pero, ¿que es WhatsApp?
Pues no es ni más ni menos que una herramienta de comunicación muy avanzada del siglo XXI que hace 40 años ni se le pasaría por la cabeza a ningún humano avanzado. Millones de mensajes se mandan y reciben al día a través de él y gracias a esta nueva tecnología, miles de personas que están o viven a distancia pueden entrar en comunicación de una forma rápida y económica.
Suelen preguntarme si WhatsApp es negativo para las relaciones de pareja.
Soy de la opinión que esta herramienta reporta multitud de beneficios (conexión al instante, enviar mensajes económicos, mandar fotos y videos instantáneos, poder localizar a una persona, tranquilidad que genera saber dónde está….) pero lo que me parece muy evidente es que nunca podrá sustituir la magia de la relación que se produce en el cara a cara.
WhatsApp no es malo ni bueno, pero sí que saca lo malo o lo bueno que ya está en ti. Lo que sí está claro y es que dada la polémica creada con su uso a partir del “doble check”, hay que hacer las paces con el WhatsApp y relacionarse con él desde otra posición mucho más potenciadora y enriquecedora.
Problemas que ocasiona:
-Generan una necesidad cada vez mayor de inmediatez: la exigencia de ser contestado inmediatamente.
-El hecho de que el WhatsApp esté constantemente interrumpiendo los escasos momentos de intimidad que pueda tener una relación de pareja dadas las obligaciones de cada día, también puede ser un motivo de conflicto.
-WhatsApp impone una cultura de hiperconectividad. Tus contactos esperan que contestes a sus mensajes de inmediato. No importa si estás en el trabajo, haciendo deporte o en un funeral.
-En una reciente encuesta, realizada por SingletonSearch.com (un portal de citas) entre 1.500 personas, el 54% de ellas reconocían que habían roto con su pareja, con la que llevaba un mínimo de tres meses, a través de aplicaciones como WhatsApp o Line. Querían evitar tener que decirlo a la cara.
Soluciones intentadas que empeoran el problema:
–Conductas de comprobación: Mirar continuamente el móvil para ver si está on line y ver su última hora de conexión.
-Su horario de última conexión fue a las 2:15… ¿Con quién se quedó hablando?
-Desde que envíe el mensaje y lo leyó han pasado horas y no me ha respondido:
-No le importo, que estará haciendo, no está pendiente de mí como yo quiero, si le importara ya me hubiera escrito…
-Conductas de control:
-Verificar el estado para ver si se puede entrever algo.
-Pedir explicaciones:
-Por qué no me contestas cuando te escribo?
-¿Qué has estado haciendo a esa hora?
-¿Con quién hablabas?
-Exigencia de la inmediatez en la respuesta.
Mis consejos y conclusiones sobre el tema:
–El cara a cara debe ser la prioridad absoluta, el sentirse el uno frente al otro, percibiendo su lenguaje no verbal es fundamental. En este sentido WhatsApp debe ser algo secundario. Siempre será mucho más inteligente hablar por teléfono que escribir por WhatsApp y a su vez, más inteligente quedar, tener una cita, un encuentro real, que pasarte horas hablando por teléfono o escribiendo por WhatsApp.
-Hay que recordar que el móvil es solo un instrumento, una herramienta. Si estas todo el día pendiente de él, puedes caer en una adicción y comportamientos neuróticos. El tiempo de espera genera mucha adrenalina y cortisol (hormonas de estrés) y a su vez, cuando te contestan, la dopamina (hormona del placer) entra en acción. El enganche está asegurado. Es bueno oxigenarse cada día del móvil para no caer en la tiranía de las nuevas tecnologías.
– Si te pasas todo el tiempo controlando, fiscalizando, vigilando, el horario de conexión y el estado de tu pareja, tienes un problema el cual va a ir a más si no le pones remedio.
-Si tienes una cita con tu pareja, olvídate del móvil, ya que si estas continuamente pendiente de las llamadas, mensajes y del WhatsApp, esto puede interrumpir los momentos de intimidad y debo recordarte que son esos momentos en los que tu pareja debe ser lo más importante poniendo tu atención en ella. La interrupción continua demuestra una falta de límites y por tanto una falta de auto respeto.
-La vida se hace sólo de momentos y hemos de tratar que sean momento de calidad que no deben ser interrumpidos por el sonido típico de haber recibido un mensaje. Los momentos compartidos viendo una película, paseando por la playa… deben ser respetados al máximo y cuanto más lejos esté tu móvil, mejor.
-Si necesitas continuamente escribir a tu pareja y que ésta te responda inmediatamente porque de lo contrario te enfadas, es posible que tengas un problema de dependencia emocional. Por favor, cuídate de caer en comportamientos neuróticos.
-Nunca te enfades por WhatsApp, nunca cortes la comunicación por WhatsApp, no dejes una relación por WhatsApp, háblalo todo siempre cara a cara y trata de disolver cualquier malentendido generado por la limitación que supone el tratar temas importantes a través solo de la escritura. Ten en cuenta que lo que has interpretado por WhatsApp, lo mismo estaba muy lejos de lo que quiera decirte la otra persona.
– Hablar por WhatsApp lo justo y necesario, mientras la conversación sea interesante, pero deja los temas más trascendentes para el cara a cara.
-El estar controlando lo que hace la otra persona a través del WhatsApp crea mucha angustia y ansiedad, te neurotiza y puede fomentar obsesiones y compulsiones innecesarias.
-Olvídate de usar cualquier dispositivo electrónico (móvil, Tablet, ordenador…) antes de dormir y mucho menos llevártelo a la cama ya que está comprobado que estos aparatos pueden reducir la producción de melatonina, hormona que regula el ciclo del sueño. Los padres deben hacer un ejercicio de responsabilidad para con sus hijos adolescentes en este sentido.
-Si te llevas todo el día pegado al móvil, debes cuestionarte si estás viviendo la vida que realmente deseas. ¿Estás llevando a cabo tu verdadera pasión? ¿Haces cosas en tu vida que te realizan y dejan el mundo mejor de lo que estaba o solo tratas de matar el momento? ¿Estás viviendo una vida con propósito o solo vives una vida virtual?
Para concluir, recordar que, WhatsApp no es malo ni bueno, sino que saca lo malo o lo bueno que ya está en ti.
Y recuerda: LA VIDA TE ESTA ESPERANDO
Javier Vergara
Psicólogo
646 090 274 Huelva
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