La adicción al amor romántico

La adicción al amor romántico

Hoy día existen muchas personas, que mantienen o desean relaciones que las saquen del aburrimiento existencial en el que se hallan.
Son personas ávidas de experiencias románticas (viajes, emociones nuevas…) que les haga sentir que el mundo es diferente.
Cuando esto se busca, una y otra vez, se genera una dependencia de la faceta rosa de la relación, de los fuegos artificiales, pero el otro nunca es suficiente y nunca lo será porque para servirme ha de proporcionarme aquello que electrifica mi vida, aquello que me da la chispa de la vida.

Cuando el cuerpo va buscando estas nuevas sensaciones, los centros del placer del cerebro, liberan una hormona muy adictiva: la dopamina (la hormona del placer). Esta sustancia cuando es liberada una y otra vez, crea una dependencia de la persona hacia todo tipo de actividades y experiencias que te den placer y que mejor placer que “el amor romántico”.
Algunos me dirán “¿Pero es malo el romanticismo?” En absoluto. Sentir la magia dentro de una relación es muy importante, pero también lo es el realismo.El romance, tan dulce en la adolescencia, se vuelve amargo cuando intentamos prolongarlo en una filosofía de amor maduro.
El adicto/a se enamora del romanticismo, de aquello que el otro le da, de lo que le proporciona (viajes, cenas, veladas, sitios y lugares exóticos, la conquista permanente,…). El adicto al romanticismo vive enamorado de cosas banales, de frivolidades y se deja comprar por la frivolidad.
Pero esto no es amor y tiene fecha de caducidad, ya que el adicto/a al amor, nunca examina las ilusiones que acompañan a la idea romántica del amor.

Los románticos incurables nunca se enfrentan a sus propias ilusiones, nunca van más allá de la fachada de plástico y se dejan llevar continuamente por la seducción material.
La adicta se deja influir por una persona en función de lo que este representa, no de lo que esa persona es:
– Dinero
– Poder
– Invitaciones a lugares majestuosos
– Viajes
– Casas, coches
– Regalos continuos que la hacen sentir valiosa
Todos sabemos que a lo largo de la historia, mujeres falta de recursos, mantienen relaciones con hombres adinerados, famosos y que les permite tener y llevar una vida fácil, siendo totalmente mantenidas, y que dan un valor exagerado al prestigio y dinero que puede ofrecer ese hombre.
Esos hombres conscientes de la fragilidad psicológica de este tipo de mujeres, que se dejan embelesar por la magia de una velada romántica, comprenden en seguida, lo fácil que es “comprarlas”. El hombre despliega todos sus encantos, todo su arsenal de romanticismo hasta poco a poco ir consiguiendo un “sutil secuestro” de la mujer.
A la mayoría de los hombres les importa 1000 veces más el aspecto físico que la cuenta bancaria de una mujer.
Cuando una mujer le cuenta a una amiga que está saliendo con un hombre nuevo, la amiga, lo primero que suele preguntarle es: ¿Cómo se gana la vida? ¿En que trabaja? ¿A que se dedica?
Cuando un hombre le cuenta a un amigo que está saliendo con una chica nueva, lo primero que suele preguntarle es: ¿Cómo está? ¿Está buena?
Una vez que la fascinación inicial se desvanece, la persona tiene que enfrentarse a la forma de ser real de su pareja, y como suele ocurrir, muchas veces, esta forma de ser gusta bien poco.
¿Cuáles son los peligros de la adicción al amor romántico?
-Dejarse arrastrar por la seducción material
-Instalarse en la magia y en la zona rosa del amor
-La persona deja de ser selectiva en cuanto a quien escoge
-La persona vive en una nube seducida por apasionantes viajes, regalos caros y mucho romanticismo (velas, vinos, alfombras…)
-La persona establece relaciones equivocadas con el hombre equivocado porque sigue principios equivocados
-Adicción a un estilo de vida frívolo y carente de profundidad
-Falta de madurez y realismo de lo que significa verdaderamente el amor

Por consiguiente, el Amor requiere de romanticismo pero también de realismo. El Amor requiere de madurez psicológica, donde se lucha por la persona y cuanto menos, se evita hacerle daño. Cuando se ama, se procura no dañar la tranquilidad de la persona amada. Es muy importante que la persona cuestione su propia visión idealizada del amor y fundamente su vida en unos principios más reales. La serenata bajo la ventana es bonita, pero pretender o necesitar continuamente de la serenata denota un vacío y una carencia que sólo encuentra satisfacción a través de otros caminos.

 

Javier Vergara

Psicólogo

 

 

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